Lo conocí en la pretemporada en Bogotá, en el Club de de Suboficiales, me lo presentó don Camilo, uno de los directivos de la barra "rola" que me invitó a jugar un picao contra el cuerpo técnico. Allí vi que el hombre es habilidoso con la pelota, enomorado del fútbol , les hablo de Asael Parra Díaz, un pamplonés de 32 años al que yo llamo el hombre de los músculos frescos.
Asael, un nombre bíblico que significa obra de Dios, se encarga de tener relajados a los jugadores rojinegros. Lleva tres años en el equipo y quizá llegó en la mejor época, la de los títulos, de la B, de la A y ahora en jugando la primera Copa Toyota Libertadores.
Estudió en Barranquilla, hizo parte del desaparecido Unicosta y se formó al lado de Ulises Quintero, uno de sus maestros en este oficio de los kinesiólogos. Apasionado por el fútbol recuerda que desde niño esperaba siempre la boletica o que alguién lo entrara al estadio.
Quiso ser jugador, probó suerte como arquero, su entrenador fue Alejandro Sinisterra, pero lo suyo no estaba en atajar, es relajar, aliviar dolencias, en ser la mano derecha de los médicos y desde entonces es un consagrado a su trabajo.
Conoce la intimidad del grupo. Los jugadores, le comparten sus secretos, es amigo de todos y dice que se ganó el cariño porque es paciente y que lo único que lo pone triste es dejar a su pequeño Gadiel Andrés, su hijo de dos años y a su esposita Carolina, pero sabe trabaja por el futuro de ellos.
Dice que el Nelson 'el rolo' Flórez, es el jugador que más trabajo le cuesta relajar, por la gran masa muscular que tiene y con el que más se demora para poner a punto. Este es Asael, el kinesiólogo, una obra de Dios para mantener finitos y relajaditos los músculos rojinegros.
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